La miel ya no es miel porque las abejas se han resignado al dulce tiempo del sueño y del lapso circular de la vida y la muerte que siempre vuelve hacia la nada, como éstas cuando dejan su aguja en la piel de alguien, mueren.
Un desliz más del tiempo y así seguimos viniendo o yendo a todas partes de un universo frágil que se deshace con el sólo roce del recuerdo -como dije antes- el tiempo es como la abeja cuando te das cuenta de que te clavó su aguja, ya habrá muerto, es sólo el tiempo cíclico de la vida, que siempre vuelve al mismo punto.
No existe nada más allá del impersonal suicidio de los años caníbales, del todo mismo hemos venido para sufrir, para perecer del tiempo virgen de la venenosa noche, ¡oh, noctámbulo miedo del traspaso de la luna y el sol!, ¡oh, noche mía! Balanza equilibrada de la inerte felicidad, sonido mudo y de profunda existencia, hablo de morir solo y en la oscuridad
Del rio profundo de tu mirada sale el pez deseoso, que me envuelve en cada gota de agua de tu boca callada de silencios misteriosos y me salpica; y esos silencios en la boca no son más que aguas transparentes y bellas, llenas de siglos ausentes que bañan lagunas en tu piel dormida.
De tu sonrisa cuya presencia invade mis sueños cada noche y donde residen los deseos más íntimos, encuentro la más dulce prisión que me deja sin aire, nada más que tu espíritu habita en mi alma dormida y revives pasiones, tiendes puentes, abrigas mis manos dormidas por el frío.
Tu amanecer de piernas largas y cortas en mi caminante mañana, amanecer de barro con agua y cristal, estoy en tus manos que me acarician con sol y rocío de la mañana; tus cabellos, frutos de mis dedos enredados en tu árbol de árboles que me alimentan como agua a la orilla de arena seca, casi desierta.
Tu piel que cual fuego encendido resiste el viento del invierno, colmándome de paz en cada abrazo, y siguiendo cada espacio de tu cuerpo voy descubriendo la fuente de mis versos más intensos como si cada palabra no resistiera a la tentación de tocarte y saberte cerca de mis deseos.
De cada gesto que desprendes al andar como si vivieras una vida sin tiempo, traes a mí una soledad contagiosa que de tan tuya es sabrosa para mi silencio y para el ritmo de mi corazón que anhelante clama tu voz para romper con todo y hallar en tu mirada nada más que amor.
Morir meses en tus encantos, deshacerme en tu boca y renacer en tu lengua, mojar mis agujas a destiempo con el final de tu cuerpo, en el comienzo de mi frágil mañana, traerte a mi mal y a mi bien, a mis gritos y sangrantes silencios de bocas sembradas ya cosechadas por el viento, gritos y silencios que son nuestros y ajenos.
Ya quiero ser día y sol, quiero, pero sigo con forma de luna llena como si no fuera feliz, no sé, ya no quiero estar entre alba y alba, y ya no quiero tomar ese rumbo virtuoso que la noche siempre me daba.
Pero la noche sigue ahí despierta con sus ojos abiertos y brillosos mirando la cuidad iluminada que se muestra desnuda y mugrienta, cerrada y abierta, hermosa y nocturna se muestra.
Ahí van todos los silencios de la noche van hacia la luna de vidrio para morir y renacer con el sol dejando de ser silencio muerto queriendo hallar la boca de algún transeúnte para ser pronunciado.
Lo que siento nada tiene que ver con la oscuridad, quiero verme con el sol quemándome así, entregado y ser cenizas.
Y mis palabras secas se mojan en los infiernos y mis piernas torpes tropiezan con el viento
Aquí te dejo mis lágrimas de lluvia y te traigo en mi boca, entera, a nuestra luna.
Hoy canto en la soledad esta canción de venenoso poeta que me arrastra por los rincones y que me desangra vena por vena.
Aun siento ese palpitar de la noche que besaba el alba poniéndola deseosa Jugando a las escondidas, entre nube y nube, con los amantes.
Hoy que ya no traigo la lucha de los ríos ni la belleza de algún ave nocturna y hoy que mis huellas ya se están borrando de los caminos y va pudriéndose mi felicidad toda hoy, te regalo mi carne, mis ganas, mis huesos, mi alma, todo mi silencio.
Mi cuerpo se retrata sin figura Inconcluso en esta cama Mi pecho se infla y se desinfla parece desfallecido de sentimientos Por mis pensamientos corre un aire suave y frágil Mi mirada se pierde en la oscuridad de la habitación Parezco una fotografía funesta mis manos y mi alma se parecen, ambas están vacías todo esta así en estos días de mi cuerpo inconcluso en la cama, desfallecido de sentimientos.
y en el cuerpo del horizonte el deseo en la piel de la laguna se esconden los besos y en sus peces el amor.
El amanecer rompe la noche en la oscuridad del alma es un aire del ayer que vuelve y trae entre sus sombra mucha calma.
El sol palpita en la boca del río y su luz se esfuma en la libertad del rosal dejando huérfanos de luz y de miel a los extranjeros del lugar.
En la tormentosa zamba del clima se ve nacer un remolino bailarín que juega con las hojas muertas desde el suelo y las eleva y las limpia y las devuelve al suelo, muertas.