miércoles, 1 de abril de 2009

Extranjeros Del Alma y Alma Sin Paisaje


En el monte se esconden las penas
y en el cuerpo del horizonte el deseo
en la piel de la laguna
se esconden los besos
y en sus peces el amor.

El amanecer rompe la noche
en la oscuridad del alma
es un aire del ayer que vuelve
y trae entre sus sombra mucha calma.

El sol palpita en la boca del río
y su luz se esfuma en la libertad del rosal
dejando huérfanos de luz y de miel
a los extranjeros del lugar.

En la tormentosa zamba del clima
se ve nacer un remolino bailarín
que juega con las hojas muertas
desde el suelo y las eleva y las limpia
y las devuelve al suelo, muertas.

1 comentario:

tecla dijo...

En el monte se esconden las penas
y en el cuerpo del horizonte el deseo
en la piel de la laguna
se esconden los besos
y en sus peces el amor.
Altasmente poético Fernando, de verdad.
Sublime.
Te quiero mucho.