miércoles, 4 de marzo de 2009

Mia y Ajena



Un mudo mar nos queda
y un árbol de solitarias hojas
de poseídas ramas y mariposa rojas

Nos queda el perfume transparente
de la lluvia que moja, perfuma,
cautiva y embruja

Y en el fondo nos queda
la pureza del alma
escondida en un canto blanco
escondida en un llanto puro

Se nubla la noche
y espanta a la luna
que aun es niña
que aun es mía y ajena

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