domingo, 22 de febrero de 2009

Casi un ritual




Me tocó solo con las horas
y me beso en silencio
seguí y seguí viajando por su cintura
hasta morir

Comí de su boca y de sus manos
de la noche reflejada en sus ojos
También comí

Le pusimos alas a la cama
y nos fuimos a volar entre las sabanas

Su calor emborracho mi piel
y así me incendio, quemándome,
por dentro y por fuera

Al despertarnos, ella saco de su vientre
una cuchara, y se desayuno mi nombre.

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